La Caravana de Madres Centroamericanas de Migrantes Desaparecidos 2019, inició su décimoquinto año de búsqueda por sus hijos e hijas desparecidos en la ruta migratoria en el estado de Chiapas el 15 de noviembre.

La Caravana salió de la frontera México-Guatemala donde se agruparon los 38 familiares de Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, y entraron a México para iniciar un recorrido de casi 5,000 kilómetros.

Nos acompañan en la ruta este año seis activistas de la organización Carovane Migranti, de Turin, Italia y Ongi Etorri Errefuxiatuak de derechos de migrantes y refugiados del País Vasco, como parte del compromiso de la caravana de hacer global las búsquedas, la defensa de los derechos y la resistencia a las políticas que obligan a sus seres queridos a salir de sus hogares y que son la causa principal de la desaparición forzada en el camino.

Después de cruzar por Talismán, la Caravana llegó a Tapachula donde realizamos las actividades que son la forma de trabajo de nuestro movimiento. La llegada se anuncia con la caminata por las calles, coreando consignas: ¿Quiénes somos? ¡Las madres centroamericanas!, ¿Qué queremos? ¡Justicia!; ¡Vivos se vinieron, vivos los queremos!; ¡Las madres calladas, jamás serán escuchadas!, para concientizar a la gente y pedir su apoyo y solidaridad con las personas migrantes centroamericanas que pasan por México.

En la plaza central, desplegamos las fotos de los familiares desparecidos y también las fotos que nos encargaron las familias en nuestros países que no pudieron integrarse a la caravana.

El 16, la Caravana visitó a los Centros de Reinserción Social en Tapachula para enseñar las fotos a las personas recluidas. Varias madres han encontrado sus hijos en penales del país, donde la falta de acceso a llamadas telefónicas o la vergüenza, rompe el contacto con la familia.

En los Centros se pregunta si alguien habia visto a uno de los desaparecidos.

En Huixtla el 17, las madres encontraron lo que es oro para ellas—pistas sobre sus hijos. Varias personas reportaron haber visto algunos de los rostros que aparecen en las fotos. A base de pistas sólidas empieza el largo trabajo de investigación para lograr, con suerte y mucha diligencia por parte del equipo del Movimiento Migrante Mesoamericano, un reencuentro madre-hijo en una caravana futura.

El Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova, Servicio Jesuita para Migrantes y Refugiados, Heyman Vázquez, Médicins Du Monde, Centro Cultural La Estación, Una Mano Amiga y los consulados de El Salvador y Guatemala colaboraron en la organización de las actividades de visibilidad, búsqueda, solidaridad y comunicación en los tres días de trabajo en esta zona fronteriza.

El día 18, la caravana viajó a Comitán, donde fue recibido por los colectivos Kaltsilaltik Ixuk'c, OCEZCNPA, CISC, DIVIHSEX, Eventos Piscis, CISC, CEIBA, Colectiva Feminista, Xylaa Ja Kaltsili y Red de Mujeres por Comitán. En la conferencia de prensa, en el Centro Cultural Rosario Castellanos—gran mujer que, como las madres centroamericanas, dio voz a los sin voz en la región—los familiares hablaron de su trabajo, formas de organización y obstáculos en sus países de origen y en México.

Víctor Joel García, representante de la Asociación de Migrantes Desparecidos de Guatemala, dijo, “nosotros venimos en la caravana buscando respuestas, buscando apoyo, buscando justicia”.

En este lugar, reconocido por la resistencia indígena, explicó: “En Guatemala, nuestros pueblos indígenas, sus derechos han sido violados. Muchas personas no tienen acceso a una traducción, no pueden hablar el español, entonces estando aquí en tierras mexicanas a veces no tienen un intérprete y son encarcelados sin derecho alguno”.

Lucy Contreras de COFAMIDE en El Salvador, comité de familiares organizado desde el 2006, señaló que otra parte del trabajo de la caravana es la incidencia con el gobierno en México. “Es necesario que los gobiernos se involucren en los mecanismos de búsqueda, que haya más fortalecimiento de las redes consulares, y que nos ayuden también en la búsqueda de los migrantes”. De los 346 casos que lleva la organización, han identificado 49 personas con pruebas de ADN y localizado con vida a 13.

Las Caravanas de Madres han encontrado 310 personas en sus 15 años de búsqueda en México.

El siguiente día, la Caravana avanzó a San Cristóbal de las Casas, donde después de la caminata por las calles empedradas se reunió en el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas con la prensa y organizaciones sociales entre ellos Junax Ko’ Tantic, colectivo de familiares de desaparecidos en Chiapas. Marchamos a la Plaza de la Catedral donde su puso un altar de las fotos en la cruz de madera y las madres y familiares compartieron sus testimonios sobre la desaparición de sus seres queridos y pidieron el apoyo de las personas que se acercaron a ver las fotos. Además del Fray Bartolomé, los anfitriones en San Cristóbal fueron: Voces Mesoamericanas, Servicio Pastoral San Martín de Porres, FOCA, American Friends Service Committee y Mujer, Salud y Migración.

De allá siguió su ruta a Tuxtla Gutiérrez, donde la Caravana fue recibida en la la iglesia Santo Domingo por las organizaciones locales Una Ayuda Para Ti Mujer Migrante, Casa de Enfermos el Buen Samaritano, y la Red de Familias Víctimas de Feminicidios Chiapas.

En este lugar se dio el segundo reencuentro de la Caravana, entre Claudia Joaquina Valladares y su hermana Jaquelin, de Guatemalita, Honduras. Las hermanas no se habían visto en 15 años.

La coordinadora Marta Sánchez Soler señaló que este año se veía un panorama de mucha incertidumbre para la Caravana de Madres —un nuevo gobierno en México que prometió un cambio de modelo para la política migratoria basado en los derechos humanos, y que bajo presiones del gobierno de EEUU ha fortalecido políticas de contención y criminalización; las múltiples crisis en los países centroamericanos que ha causado un incremento en la migración forzada y ha agravado la situación de dolor y carencia en la que viven muchas de las madres que conforman la caravana, y la violencia que impera en el país.

Sin embargo, esta primera etapa ha mostrado que el pueblo mexicano, a pesar del discurso de rechazo que emana de los medios masivos y ciertos sectores de la sociedad, recibe a las madres con corazones y manos abiertas.

Sánchez Soler dijo que en la historia de las caravanas han participado más de 200 organizaciones de la sociedad civil, movilizando a su gente y sus recursos para recibir a las 50-70 personas de la caravana todos los años y ofrecerles hospedaje, alimentos, eventos culturales y esperanza.

Además, de dar visibilidad a la epidemia de desaparición de migrantes en México, crea redes y afinidades que dan sustento al trabajo de las madres.

“Es una parte muy importante que logra la caravana—la solidaridad de la gente mexicana,” destacó Marta Sánchez. Señaló que el clima actual de criminalización y exclusión de las personas migrantes hace más importante que nunca la construcción y fortalecimiento de lazos entre la caravana y las organizaciones sociales mexicanas, para lograr cambios sociales profundos en su entorno.

“Para que cuando vuelvan a escuchar a alguien que habla mal de los migrantes, recuerden las caras de las madres, y recuerden que no son estadísticas, no son criminales—son gente que tiene familia, que están buscando, y que son seres humanos, como todos nosotros…”.

De Coatzacoalcos, la Caravana hizo una parada en Córdoba y Amatlán, donde la recibió el grupo de Las Patronas, que apoya a personas migrantes en camino, y que cada año apoya a las madres.

De aquí, la ruta continúa el 21 de noviembre a Jalapa donde se llevarán a cabo varias actividades, entre ellas un encuentro con el gobernador del estado de Veracruz, Cuitláhuac García.

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