*A AMLO le quedó grande el cargo de presidente y de Jefe de Estado
México pierde prestigio por ausencia a la Cumbre de las Américas Lamentable que el titular del Ejecutivo rompa con la histórica tradición de presencia permanente de México en este tipo de foros y por ello reprobamos la postura del gobierno mexicano de no asistir a la Novena Cumbre de las Américas, pues representa un grave tropiezo en la diplomacia mexicana.
La ausencia de nuestro país tendrá, lamentablemente, consecuencias políticas y comerciales. El presidente López Obrador parece no comprender que la nueva dinámica mundial demanda la actuación decidida de los líderes de las naciones para fomentar nuevos equilibrios regionales y forjar alianzas productivas.
También consideramos que con esta decisión el presidente ha roto una rica tradición diplomática de presencia ininterrumpida de los jefes de Estado de nuestro país en las Cumbres.
Por primera vez en la historia de las Cumbres no podremos dialogar al tú por tú con jefes de Estado y de gobierno, lo que es lamentable.
Después de varios días de que López Obrador amagó con no ir a la Novena Cumbre de las Américas, finalmente confirmó que no asistiría a dicho foro porque había que invitar a todas las naciones, incluyendo a dictaduras que violan abiertamente la Carta Democrática Interamericana.
Es muy lamentable que México apoye abiertamente a dictaduras, en lugar de encabezar una agenda auténticamente progresista: la agenda de los derechos y las libertades, la agenda de un auténtico Estado de Derecho, la agenda de la paz y la prosperidad.
La decisión presidencial se comunicó sin recurrir a los canales diplomáticos habituales, exhibiendo públicamente el desprecio presidencial por la política exterior.
“La ausencia a este foro multilateral es una pésima señal a nuestro vecino país del norte, y una muestra de que estamos dispuestos a aliarnos con naciones que violan derechos, limitan libertades y promueven el autoritarismo y la violencia contra sus propias poblaciones.
Todos los días el presidente se esfuerza en deteriorar aún más la imagen de México en el exterior, en dinamitar nuestras relaciones internacionales y en minar los principios de la cooperación entre México y sus principales socios y aliados comerciales.
Los múltiples caprichos presidenciales nos están convirtiendo en un país impredecible: las inversiones no llegan y los capitales se fugan día con día.
Era obligación del presidente estar presente en la Cumbre para contribuir a enfrentar los desafíos más importantes como la migración, la cooperación contra el crimen organizado, la salud pública, la generación de oportunidades para la inversión, los intercambios comerciales y el desarrollo sostenible.
La ausencia a tan importante reunión es una oportunidad perdida para México, pues hoy, en lugar de asumir el liderazgo regional, mirar hacia el Sur, consolidar la Alianza del Pacífico y replantear las relaciones con Brasil, se ha tomado una decisión unilateral.
Es triste que el presidente de todas y todos los mexicanos anteponga sus delirios individuales a los auténticos intereses nacionales, y que esté más preocupado por las declaraciones de legisladores de Estados Unidos, que por los temas que realmente son más importantes para México.
No cabe duda que al presidente López Obrador le quedó grande el cargo de presidente y de Jefe de Estado.