(Del Banco Mundial para Grilla en el Poder) Numerosas personas pobres del mundo son agricultores. Sin embargo, con demasiada frecuencia, los cultivos que antes crecían en los frondosos campos de las pequeñas granjas familiares de secano ahora necesitan agua debido a la sequía y el aumento del calor.
Sistemas de riego más resilientes frente al clima —y mejor gestionados— ayudarán a alimentar al planeta con el agua disponible, fortalecer los medios de subsistencia, hacer crecer las economías y crear empleos, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y aumentar la resiliencia ante las crisis climáticas.
“Ahora, por la gracia de Dios, cultivamos todo el año, incluso durante la temporada seca”, dijo Ami Ndiaye, una agricultora senegalesa. “Esto es así porque tenemos mejor acceso al agua”.
“Solíamos utilizar el riego por inundación, dejando la tierra en barbecho durante un año y plantando cultivos el año siguiente. Con el nuevo sistema, tenemos cosechas más abundantes y ahora somos más prósperos”, dijo Ercan Akın, jefe de una aldea y agricultor de Türkiye.
Ndiaye, Akin y millones más en todo el mundo que luchan contra la pobreza y las crisis del cambio climático, como lluvias irregulares, sequías e inundaciones, están adoptando sistemas de riego resilientes frente al clima, que ayudan a disminuir el estrés hídrico, aumentar el rendimiento de los cultivos y la productividad agrícola, facilitar la diversificación de los cultivos y reducir los precios de los alimentos. Se podría alimentar a otros 1400 millones de personas.
Los sistemas de riego resilientes frente al clima duplican con creces la productividad en comparación con la agricultura de secano y ayudan a los agricultores a producir más con menos: menos suelo y menos agua.
Se espera que la población del planeta se dispare de aquí a 2050 —lo que provocará un aumento drástico de la demanda de alimentos—, por lo que adoptar prácticas de riego sostenibles no es una opción. Es algo esencial.